Presentadores: Carlos Mac Donnell, Daniel Carpi y narradora Norma Menuet.
Dos poemas del libro LOS DOMINIOS DEL SILENCIO.
XLII
Estaba el sol
como testigo,
los ritos de la arena
cortándome las huellas,
desafiando
mi fuerza inagotable
de amar hasta el martirio.
Estaban los abismos
de piedras y de nieve
y el rito prodigioso del viento
que lastima
en abrazo delirante,
perenne, supremo
por los huecos desiertos
donde la vida se esboza
sobre lecho de muerte.
El volcán Quewar
fue testigo
de mi asombro
caminando los silencios
que emboscaron mi ternura,
mi deseo incorregible
de místicos peligros
la desconcertante entrega
a un invisible amor.
Declaro tres testigos:
el Quewar tan níveo
el sol cegador
y el viento perpetuo
cruzando los abismos.
Declaro tres testigos
y dejo que el mundo
gastado y oscuro
juzgue mi pasión
de vagar
por esos sitios.
XLIII
Creo que pronto
me cegará la nostalgia,
entonces…
caminaré silente
la misma senda
con mi alma abierta
mis manos vacías
y un ansia idéntica
a la ansiedad pasada.
Creo que pronto
despertaré
cargada de estrellas
aromada de pastos
y redimida
por la alta soberbia
de los grandes árboles.
Y el altar
de los ríos
que mojaron mi viaje
florecerá en cruz
como un rosario de agua
besándome el tiempo
verde de mi alma.
Creo que pronto
obraré el milagro
de tender la tristeza
de mi vida azul
en el reducto agreste
y lejano
donde quedó vibrando
mi fiel campana.
Etel Carpi.
POEMA DEL LIBRO "EL LÍMITE DE LOS MIEDOS"
LA ARMONÍA
La noche se hizo lágrimas.
Hace tiempo que se quebró la armonía de mis días
y por más que lo intento no puedo recuperarla.
¿Qué escucho en mi interior?
Sonidos verdes de muerte.
Tengo que volver a aprender
lo que aprendí sin darme cuenta:
vivir en la armonía de la creación.
¿Cómo se hace?
Agobiada por los problemas cotidianos
casi no recuerdo cómo se hacía
para vivir la eterna felicidad.
Yo la tuve...
No sé en qué momento la perdí.
Quizás fuiste tú
quien bebió hasta secar
la fuente de mi felicidad.
Etel Carpi