Un nuevo encuentro con esta ventana,
la misma ventana
de cielo infinito
para mirarlo de cerca
con una presencia diferente
a la del invierno lejano.
Otra primavera reverdece el campo
( y yo me pierdo entre tus brazos).
Pese a todo sigo en pie
( pese al dolor de aquel sueño abortado).
Pese a todo me miro en tus ojos claros
y un nuevo amor me consume el aire.
Silencio...
cae la tarde de domingo,
el sol se esconde antes de partir
entre nubes de tormenta
y su luz se expande en colores
sobre el pequeño lago
que dejó la última lluvia de primavera.
El tiempo ha sellado el recuerdo
de aquel amor en mis entrañas.
Hoy es una catarata infinita
de luz y color
que no deja paso a la nostalgia.
Hoy está él aspirando ese perfume de mi piel,
sus caricias son flores para mi alma.
¡Cuánto tiempo vivido
bajo ésta ventana de cielo infinito
con esas largas ramas del gran sauce
protegiendo mis sueños benditos!
Estas ramas que son los inmensos dedos de Dios
sosteniendo mi cuerpo pequeño y gastado
mientras siento en mi boca
el temblor azul de tus labios.
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