III
Al fin la noche…
Y el frío del otoño destemplado
acurrucando la música
que suena sublime
desde el silencio azul.
Al fin la soledad
robándome los sueños,
trayéndome la paz
de lo no oído,
que vive en mí
cuando me quedo sola
con la noche y sus misterios.
Al fin la libertad…
alas galopantes
de ternura
calmando mi sed ancestral.
Ya no duelen las voces del mundo.
Ya no duele el eco humano del decir.
Ya no duele…
Porque los dominios del
silencio
de la noche
han retornado
mis ansias por vivir.
POEMA QUE DA TÍTULO AL LIBRO.
Luna en puerto Madryn.Luna en Purmamarca.
Luna en casa.
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