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miércoles, 9 de mayo de 2018

BAUTISTA: UN HOMBRE DE PALABRA

PRÓLOGO DEL LIBRO por Andrés Russo.





Mucho más que una vida

La biografía es un complejo artificio literario. Reclama el talento necesario para combinar, en su justa medida, los hechos que configuraron la vida narrada con el irrenunciable y personalísimo estilo de su narrador. Esto nos advierte de la delicadeza del género biográfico, uno de los más cautivantes para los lectores de todos los tiempos. Las razones son evidentes: una vida escrita es una vida que se recuerda porque ha sido intensa, ejemplar, lúcida o luminosa. Es el caso de “Bautista: un hombre de palabra” de Etel Carpi, que a través de sus páginas evoca y rinde tributo a la vida de su entrañable padre. Esto le imprime al libro una cuota muy fuerte de emotividad, ya que sabemos que la autora nos ofrecerá también parte esencial de su vida, dado que es imposible contar la vida de un padre sin contar, en buena medida, la propia. No obstante, esa cercanía de padre e hija, hilvanada por la memoria de lo vivido que resucita en cada párrafo con el vértigo del presente, no pierde de vista la mirada armónica y equitativa que define a un diestro biógrafo. Las circunstancias reales brindan el sostén verídico que demanda cualquier pieza biográfica. Aquí no hay sólo un rememorar, sino que nos encontramos con una ardua pesquisa, una verdadera investigación de una vida. Esto es singular y hace de “Bautista: un hombre de palabra” un libro indispensable dentro de la producción de la autora porque le ha impuesto el doble desafío: el del generoso recuerdo y el de la estricta realidad.
Se ha afirmado con frecuencia que somos lo que recordamos. Eso es cierto, pero escatima otra parte de esa misma certeza: no podemos recordar todo lo que nos ha llevado a ser quienes somos. Ese hiato debe ser salvado con maestría cuando se emprende la escritura de una biografía. Esa precaución ha sido tenida en cuenta por Etel Carpi, que nos señala el camino de la vida de su padre, sendero cimentado por la tenacidad de la ética y el compromiso de la palabra empeñada sin detrimento de los sueños que trajeron a cuestas las familias de inmigrantes a nuestro país y que, con laboriosidad, buscaron cumplir. No hay página de esta biografía que no invite al lector a seguir indagando en la historia de un padre que le permitió a su hija adentrarse en los enigmas de la creación literaria así como en las maravillas, no menos misteriosas, de la Naturaleza.
La gratitud, creo no engañarme, es la virtud cardinal de esta biografía. Por todas estas razones, y algunas otras que la brevedad de un prólogo no puede rescatar,  me convenzo de que no seremos pocos los que nos reconoceremos en esta nueva obra de Etel Carpi, puesto que muchos estamos devotamente agradecidos a quienes nos dieron la posibilidad de transitar cada uno de los variados y contrastantes matices de la existencia.
En lo personal quiero agradecerle a la autora la confianza depositada en mí para urdir estas líneas.  Le resta al lector la gozosa tarea de recorrer las páginas que continúan
Andrés Russo
Junín, 19 de enero de 2018

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