EL
ARTE DE ESCRIBIR POESIA: UNA BUENA TERAPIA.
En
el final de la infancia comencé a escribir poesías y desde entonces lo hice
toda mi vida.
Poco a poco fui descubriendo que necesitaba escribir
como un desafío para cultivar la creatividad de mi mente. Algo que también, más
adelante ejercité en otras ramas del arte: la composición musical, la pintura,
las artesanías…
Y con el tiempo fui perfeccionándome con el estudio, la
lectura y la práctica constante. Pero hace muy poco que me di cuenta de algo de
lo cual antes no me había percatado. Circunstancias de la vida que me generaron
un gran nivel de estrés me llevaron a descubrir que gracias a la poesía, podía
seguir adelante y enfrentar cualquier problema con un mínimo de padecimientos
sin dejar la vida en el intento.
Y comprendí, pasados ya mis cincuenta años, que la
poesía siempre estuvo presente como una terapia de autoayuda en todos los
momentos de mi vida, difíciles, tristes, alegres, de triunfos y fracasos. Ella
siempre estuvo ahí ( lo sigue estando) acompañando el diálogo con la soledad de
ese intenso mundo interior que alguna vez siendo adolescente muchos me decían
que yo cultivaba, pero no me daba cuenta, era algo natural y espontáneo.
Es a través de la escritura que podemos bajar nuestro
nivel de estrés usándola como terapia, sacándonos de los momentos de depresión,
cuando parece que el mundo está contra nuestro, pero en realidad es que
nosotros estamos contra el mundo.
Decía Einstein: “el mundo que hemos fabricado como
resultado del nivel de pensamiento que hemos utilizado hasta ahora crea
problemas que no podemos solucionar con el mismo nivel de pensamiento en el que
los creamos”.
La poesía tiene la magia de llenar de gozo al corazón y
hacer ascender el alma a un espacio etéreo donde reina la paz y la calma unida
a la belleza.
Todo aquello que decimos al psicoanalista cuando nos
sentamos frente a él podemos decirlo de mil maneras en el mágico mundo de los
versos, del pentagrama, de un lienzo en blanco… y es una buena alternativa para
acompañar a la terapia tradicional, acompañándola o simplemente como material
de estudio para el profesional.
A través del arte usamos la imaginación para recrearnos
todos los días de la vida y si las circunstancias no aparecen como soñamos,
podemos crearlas una y otra vez y luego seguir adelante libres de la pesada
carga del dolor. Porque “felices son aquellos que sueñan con
algo y tienen el coraje de hacerlo realidad”,
ETEL CARPI. (ESCRITORA) JUNIO 2010-06-12
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